El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)
Sánchez González, Alejandro
El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)
Cuando Javier Méndez subió al podio para recibir su medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Física 2012 se abría un episodio luminoso que no tardaría demasiado en cerrarse. Acabaría poco más de un año después en un pequeño departamento del viejo edificio Juárez de Tlatelolco. De cómo un joven de diecinueve años, deportista, amable, educado, talentoso, se transformó en alguien que no era él y terminó por encajar un cuchillo en un cuerpo sin vida, de eso trata esta historia. Javier trata de defenderse como puede. Es lo único que quiere. No le quiere pegar, sólo defenderse, pero la golpea en la cara. Ha sido un accidente. Pero ella grita más y más fuerte. Javier le dice que se calle, sus gritos son insoportables. Las uñas de Sandra rasgan levemente la piel del joven. Que se calle, por favor. Que se calle. Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya dije lo qué pasó. Que lo pongan así me hace sentir que es algo cruel, esas palabras que dejan ver que lo que hice fue algo malo, de una persona que no soy yo, que me desconozco en lo que hice. No ponga así las cosas.
El joven que tocaba el piano (y descuartizó a su novia)
Cuando Javier Méndez subió al podio para recibir su medalla de bronce en la Olimpiada Internacional de Física 2012 se abría un episodio luminoso que no tardaría demasiado en cerrarse. Acabaría poco más de un año después en un pequeño departamento del viejo edificio Juárez de Tlatelolco. De cómo un joven de diecinueve años, deportista, amable, educado, talentoso, se transformó en alguien que no era él y terminó por encajar un cuchillo en un cuerpo sin vida, de eso trata esta historia. Javier trata de defenderse como puede. Es lo único que quiere. No le quiere pegar, sólo defenderse, pero la golpea en la cara. Ha sido un accidente. Pero ella grita más y más fuerte. Javier le dice que se calle, sus gritos son insoportables. Las uñas de Sandra rasgan levemente la piel del joven. Que se calle, por favor. Que se calle. Por qué tiene que escribirlo así de fuerte si yo ya dije lo qué pasó. Que lo pongan así me hace sentir que es algo cruel, esas palabras que dejan ver que lo que hice fue algo malo, de una persona que no soy yo, que me desconozco en lo que hice. No ponga así las cosas.