Cómo somos
Cómo somos
Construir y constituir un país no es tarea sencilla. Por lo pronto, quienes integran a una sociedad habrán de olvidarse de las señas individuales para buscar nuevas en la suma del alma de la colectividad. No obstante, aquella solidaridad orgánica que propone Émile Durhkeim no ha sido posible que se afinque en las conciencias de los habitantes de este territorio: el, México profundo, continúa vigente para hacer aún más crudo el contraste con las aspiraciones de tantísimos que han explorado trascender como sociedad… Mas al parecer, ¿por qué no?, hoy se trata de ir al reencuentro, a fondo, de la fragua donde se templó este país, pues luego aquella se dispersó en extravíos por demás onerosos para nuestro porvenir. Porque ¿acaso no es en esa fragua donde se acabó por conformar una República pasado el mediar del siglo Diecinueve; ésa donde la templaron esos tantísimos que quisieron trascender como sociedad; aquella donde se iluminaron de inmensidad tantas conciencias, buscando imaginar un porvenir de oportunidades y empeño para quienes se acogieran a ese incipiente proyecto social? ¿Por qué no recuperar, entonces, lo mejor de lo que nos dio sentido y razón como país; nuestro presupuesto para ganar de nueva cuenta un porvenir con derechos y seguridades para aquellos que conformáramos la unidad social en la equidad Y la justicia?
Construir y constituir un país no es tarea sencilla. Por lo pronto, quienes integran a una sociedad habrán de olvidarse de las señas individuales para buscar nuevas en la suma del alma de la colectividad. No obstante, aquella solidaridad orgánica que propone Émile Durhkeim no ha sido posible que se afinque en las conciencias de los habitantes de este territorio: el, México profundo, continúa vigente para hacer aún más crudo el contraste con las aspiraciones de tantísimos que han explorado trascender como sociedad… Mas al parecer, ¿por qué no?, hoy se trata de ir al reencuentro, a fondo, de la fragua donde se templó este país, pues luego aquella se dispersó en extravíos por demás onerosos para nuestro porvenir. Porque ¿acaso no es en esa fragua donde se acabó por conformar una República pasado el mediar del siglo Diecinueve; ésa donde la templaron esos tantísimos que quisieron trascender como sociedad; aquella donde se iluminaron de inmensidad tantas conciencias, buscando imaginar un porvenir de oportunidades y empeño para quienes se acogieran a ese incipiente proyecto social? ¿Por qué no recuperar, entonces, lo mejor de lo que nos dio sentido y razón como país; nuestro presupuesto para ganar de nueva cuenta un porvenir con derechos y seguridades para aquellos que conformáramos la unidad social en la equidad Y la justicia?
