Ya no me queda nada por hacer, sólo seguir viviendo. Mauricio Vera, 106 años
Rivera, Guillermo
Ya no me queda nada por hacer, sólo seguir viviendo. Mauricio Vera, 106 años
Como un niño que lleva poco tiempo hablando y sus palabras se cortan a la mínima distracción, Mauricio Vera cuenta su vida. Sus vivencias son como una película rayada, de la que sólo algunas partes podemos conocer. Muy pocas. El habla falla… Pero no los recuerdos más intensos de su vida. Sin necesidad de una máquina del tiempo, se transporta a principios del siglo pasado. Y, de nuevo, ve a Emiliano Zapata y observa cómo el líder campesino se esconde detrás de los cerros.La vida no ha sido compasiva con él, porque decidió que la miseria no dejaría un solo momento en paz a este hombre cuya piel se amontona y deja tantos pliegues que sería difícil contarlos… Los últimos ochenta y seis años don Mauricio ha vivido en La Noria Hidalgo, un municipio donde parece que sólo las vacas habitan, al sur de Puebla, en el que nació y de donde nunca ha salido.
Ya no me queda nada por hacer, sólo seguir viviendo. Mauricio Vera, 106 años
Como un niño que lleva poco tiempo hablando y sus palabras se cortan a la mínima distracción, Mauricio Vera cuenta su vida. Sus vivencias son como una película rayada, de la que sólo algunas partes podemos conocer. Muy pocas. El habla falla… Pero no los recuerdos más intensos de su vida. Sin necesidad de una máquina del tiempo, se transporta a principios del siglo pasado. Y, de nuevo, ve a Emiliano Zapata y observa cómo el líder campesino se esconde detrás de los cerros.La vida no ha sido compasiva con él, porque decidió que la miseria no dejaría un solo momento en paz a este hombre cuya piel se amontona y deja tantos pliegues que sería difícil contarlos… Los últimos ochenta y seis años don Mauricio ha vivido en La Noria Hidalgo, un municipio donde parece que sólo las vacas habitan, al sur de Puebla, en el que nació y de donde nunca ha salido.