Atrapados sin salida
Castro, Miguel Ángel
Atrapados sin salida
Sigo con mi rollo, digo, con los hilos de mi artículo sobre texto y sus derivaciones en la era de la electrónica, que me llevan a comentar otra proximidad entre el mundo de la escritura y el de los textiles o las telas. Una de las metáforas fundamentales es, sin duda, la tela de Penélope, labor y palabra que le permitía distraer el acoso de los pretendientes que daban por muerto a Odiseo o Ulises. Antínoo, uno de aquellos, revela la treta de la fiel esposa: Tres años van con este, y pronto llegará el cuarto, que juega con el corazón de los aquivos. A todos les da esperanza, y a cada uno en particular le hace promesas y le envía mensajes; pero son muy diferentes los pensamientos que en su inteligencia revuelve. Y aún discurrió su espíritu este otro engaño: se puso a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable... Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela, y por la noche tan luego como se alumbraba con las antorchas deshacía lo tejido. De esta suerte logró ocultar el engaño y que sus palabras fueran creídas por los aqueos durante un trienio...
Atrapados sin salida
Sigo con mi rollo, digo, con los hilos de mi artículo sobre texto y sus derivaciones en la era de la electrónica, que me llevan a comentar otra proximidad entre el mundo de la escritura y el de los textiles o las telas. Una de las metáforas fundamentales es, sin duda, la tela de Penélope, labor y palabra que le permitía distraer el acoso de los pretendientes que daban por muerto a Odiseo o Ulises. Antínoo, uno de aquellos, revela la treta de la fiel esposa: Tres años van con este, y pronto llegará el cuarto, que juega con el corazón de los aquivos. A todos les da esperanza, y a cada uno en particular le hace promesas y le envía mensajes; pero son muy diferentes los pensamientos que en su inteligencia revuelve. Y aún discurrió su espíritu este otro engaño: se puso a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable... Desde aquel instante pasaba el día labrando la gran tela, y por la noche tan luego como se alumbraba con las antorchas deshacía lo tejido. De esta suerte logró ocultar el engaño y que sus palabras fueran creídas por los aqueos durante un trienio...