La ciudad junto al río eterno
Pacheco, José Emilio
La ciudad junto al río eterno
Si hiciera falta una justificación para insistir en Charles Dickens ahora que se cumplen doscientos años de su nacimiento, bastaría repetir con Joseph Brodsky: Quien lo haya leído lo pensará dos veces antes de disparar una pistola… Tal vez no sea una ilusión ridícula y sentimental suponer que si hubiera más lectores de Dickens no existiría aquí la aterradora crueldad que hoy acompaña a las ejecuciones y los secuestros. También sería mucho más difícil encontrar personas dispuestas a ejercer el oficio de torturadores y asesinos a sueldo… Los subsuelos del progreso… Dickens es el novelista de la compasión. Su gran arte consiste en ponernos dentro de la piel del otro.
La ciudad junto al río eterno
Si hiciera falta una justificación para insistir en Charles Dickens ahora que se cumplen doscientos años de su nacimiento, bastaría repetir con Joseph Brodsky: Quien lo haya leído lo pensará dos veces antes de disparar una pistola… Tal vez no sea una ilusión ridícula y sentimental suponer que si hubiera más lectores de Dickens no existiría aquí la aterradora crueldad que hoy acompaña a las ejecuciones y los secuestros. También sería mucho más difícil encontrar personas dispuestas a ejercer el oficio de torturadores y asesinos a sueldo… Los subsuelos del progreso… Dickens es el novelista de la compasión. Su gran arte consiste en ponernos dentro de la piel del otro.