Lo bueno de vivir en el siglo XXI
Batres, Viétnika
Lo bueno de vivir en el siglo XXI
El otro día fui con la baronesa rampante a comprar varias cosas, entre ellas una toallas sanitarias. Me las dieron y pagué. Cuando salimos, mi amiga se reía porque me llevaba este preciado artículo de higiene femenina sin envoltorio vergonzante… ¿Te acuerdas cuando te daban esas cosas envueltas en periódico?, me decía ella mientras dábamos la vuelta a la esquina… Sí... o en un papel que tenía estampados en tonos pastel. O en una bolsita negra. Lo que fuera con tal de que no se viera… Pero eso era cuando estábamos en el siglo pasado. Hoy ya podemos ir, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos, a la farmacia o al super a comprar condones y pastillas anticonceptivas e incluso la píldora de emergencia sin que nadie nos vea feo y mucho menos se atreva a decirnos algo... Claro, habrá el,la entrometido,a que haga la excepción. Pero sin duda las cosas han cambiado en la ciudad de México y en cantidad de lugares del país. Mi mamá me contaba que en los setenta, cuando ella una treintañera casada y ya con tres hijos, no podía ir ala farmacia a comprar, la píldora, así como así…
Lo bueno de vivir en el siglo XXI
El otro día fui con la baronesa rampante a comprar varias cosas, entre ellas una toallas sanitarias. Me las dieron y pagué. Cuando salimos, mi amiga se reía porque me llevaba este preciado artículo de higiene femenina sin envoltorio vergonzante… ¿Te acuerdas cuando te daban esas cosas envueltas en periódico?, me decía ella mientras dábamos la vuelta a la esquina… Sí... o en un papel que tenía estampados en tonos pastel. O en una bolsita negra. Lo que fuera con tal de que no se viera… Pero eso era cuando estábamos en el siglo pasado. Hoy ya podemos ir, jóvenes, mujeres, hombres, ancianos, a la farmacia o al super a comprar condones y pastillas anticonceptivas e incluso la píldora de emergencia sin que nadie nos vea feo y mucho menos se atreva a decirnos algo... Claro, habrá el,la entrometido,a que haga la excepción. Pero sin duda las cosas han cambiado en la ciudad de México y en cantidad de lugares del país. Mi mamá me contaba que en los setenta, cuando ella una treintañera casada y ya con tres hijos, no podía ir ala farmacia a comprar, la píldora, así como así…