La paz que tanto añoramos
Morris, Roberto
La paz que tanto añoramos
En 1999 me dio un dolor de cabeza tan grave que perdí la conciencia. Pasé dos años usando y quizás abusando de fármacos diseñados para adormecer los sentidos y anular el dolor. Me entumí. Sin embargo, aunque el dolor no estaba presente, otros síntomas comenzaron a manifestarse como clara señal de la corrosión de mi cuerpo. Se me comenzó a caer el cabello a puños, mi audición gradualmente se desvanecía, comencé a perder la vista y a caminar con el apoyo de un bastón y, finalmente, acabé en silla de ruedas. Ya en esta etapa, decidí acudir a doctores para encontrar el origen de mi mal… Pasé otros dos años en esta búsqueda. Finalmente fue detectada una malformación arterio,venosa en mis cervicales, una hemorragia pequeña, latente pero letal. Tras un complejo y agresivo tratamiento y una aún más compleja y agresiva operación el problema fue resuelto. Sufrí daños irreparables que sigo padeciendo, pero encontré la paz.
La paz que tanto añoramos
En 1999 me dio un dolor de cabeza tan grave que perdí la conciencia. Pasé dos años usando y quizás abusando de fármacos diseñados para adormecer los sentidos y anular el dolor. Me entumí. Sin embargo, aunque el dolor no estaba presente, otros síntomas comenzaron a manifestarse como clara señal de la corrosión de mi cuerpo. Se me comenzó a caer el cabello a puños, mi audición gradualmente se desvanecía, comencé a perder la vista y a caminar con el apoyo de un bastón y, finalmente, acabé en silla de ruedas. Ya en esta etapa, decidí acudir a doctores para encontrar el origen de mi mal… Pasé otros dos años en esta búsqueda. Finalmente fue detectada una malformación arterio,venosa en mis cervicales, una hemorragia pequeña, latente pero letal. Tras un complejo y agresivo tratamiento y una aún más compleja y agresiva operación el problema fue resuelto. Sufrí daños irreparables que sigo padeciendo, pero encontré la paz.