La resistencia de los "nadie"
Turati, Marcela
La resistencia de los "nadie"
Rubén Vázquez estaba harto de la sangrienta guerra entre las pandillas de su barrio. Para proteger a su familia colocó una puerta de triplay que resistió cachazos, garrotazos y puntapiés vandálicos. En la desesperación, bardeó su casa, enrejó ventanas y las forró con plástico para repeler pedradas. Contra los balazos sólo le quedaba rezar y tirarse con los suyos al piso… A partir de 2008, cuando la comezón asesina contagió a los jóvenes juarenses y los cárteles enrolaban sicarios por barrios periféricos como el suyo, afincados sobre dunas; las viviendas elaboradas con desperdicios, él se sintió desolado. Hasta que tuvo una idea… Limpió un arroyo cercano, lo emparejó y despedregó, le pintó una larga raya blanca hasta formar un rectángulo e instaló unos fierros en cada extremo. Se puso un silbato al cuello e invitó, casa por casa, a los pandilleros enemigos a que disputaran el honor en la cancha improvisada. Ellos le tomaron la palabra: la Liga de Futbol Siglo Veintiuno es un éxito. Mientras la delincuencia en la ciudad rebasa los límites de lo imposible, en tres años saltó de uno a siete asesinatos por día, la colonia Siglo Veintiuno es ahora más segura.
La resistencia de los "nadie"
Rubén Vázquez estaba harto de la sangrienta guerra entre las pandillas de su barrio. Para proteger a su familia colocó una puerta de triplay que resistió cachazos, garrotazos y puntapiés vandálicos. En la desesperación, bardeó su casa, enrejó ventanas y las forró con plástico para repeler pedradas. Contra los balazos sólo le quedaba rezar y tirarse con los suyos al piso… A partir de 2008, cuando la comezón asesina contagió a los jóvenes juarenses y los cárteles enrolaban sicarios por barrios periféricos como el suyo, afincados sobre dunas; las viviendas elaboradas con desperdicios, él se sintió desolado. Hasta que tuvo una idea… Limpió un arroyo cercano, lo emparejó y despedregó, le pintó una larga raya blanca hasta formar un rectángulo e instaló unos fierros en cada extremo. Se puso un silbato al cuello e invitó, casa por casa, a los pandilleros enemigos a que disputaran el honor en la cancha improvisada. Ellos le tomaron la palabra: la Liga de Futbol Siglo Veintiuno es un éxito. Mientras la delincuencia en la ciudad rebasa los límites de lo imposible, en tres años saltó de uno a siete asesinatos por día, la colonia Siglo Veintiuno es ahora más segura.