Migrantes: la vergüenza de México
Hernández, Juan Luis
Migrantes: la vergüenza de México
La condición de los migrantes mexicanos da para sonrojar a más de una autoridad o un sector social de nuestro país. No sólo los expulsamos por la falta de oportunidades en esta tierra sino que, además, nos damos el lujo de esperar sus envíos de dólares, esos miles de millones anuales que compiten con los ingresos petroleros. Vergonzante resulta ya que tengan que pasar penurias en el desierto, con los polleros, con la migra y con el crimen organizado, como para que todavía tengamos que esperar que no bajen el nivel de sus remesas, no vayan a ocasionar una crisis económica en los circuitos de consumo de sus familias… Pero cuando todo el mundo estaba concentrado en nuestros migrantes y su suerte, comenzaron a aparecer estudios, desde hace unos cinco años, reportes e investigaciones sobre un río subterráneo que nadie quería ver: el paso de los migrantes centroamericanos por nuestro país. Ya para entonces el sector socialmente más comprometido de la Iglesia católica se había organizado para apoyar en algunas diócesis casas de apoyo a los indocumentados, ésos que por su condición son fácilmente presa de todo tipo de fechorías.
Migrantes: la vergüenza de México
La condición de los migrantes mexicanos da para sonrojar a más de una autoridad o un sector social de nuestro país. No sólo los expulsamos por la falta de oportunidades en esta tierra sino que, además, nos damos el lujo de esperar sus envíos de dólares, esos miles de millones anuales que compiten con los ingresos petroleros. Vergonzante resulta ya que tengan que pasar penurias en el desierto, con los polleros, con la migra y con el crimen organizado, como para que todavía tengamos que esperar que no bajen el nivel de sus remesas, no vayan a ocasionar una crisis económica en los circuitos de consumo de sus familias… Pero cuando todo el mundo estaba concentrado en nuestros migrantes y su suerte, comenzaron a aparecer estudios, desde hace unos cinco años, reportes e investigaciones sobre un río subterráneo que nadie quería ver: el paso de los migrantes centroamericanos por nuestro país. Ya para entonces el sector socialmente más comprometido de la Iglesia católica se había organizado para apoyar en algunas diócesis casas de apoyo a los indocumentados, ésos que por su condición son fácilmente presa de todo tipo de fechorías.