De las falacias económicas: el dinero, ¿un mal necesario
Damm Arnal, Arturo
De las falacias económicas: el dinero, ¿un mal necesario
Frecuentemente se escuchan expresiones en contra del dinero, en las que se le identifica con la causa de todos los males o, en el mejor de los casos, con un mal necesario; expresiones que, si tomamos en cuenta lo que el dinero hace posible, no hacen más que expresar ignorancia o prejuicios, sin olvidar que los prejuicios son la principal causa de la ignorancia. Si de quienes comparten la mala opinión en relación con el dinero, dependiera la decisión, ¿dispondrían su inmediata desaparición? Y si el dinero desapareciera, ¿cuáles serían las consecuencias, por ejemplo, en términos de bienestar? La involución económica sería considerable ya que las posibilidades del intercambio directo, el trueque, comparadas con las del intercambio indirecto, el dinero, son muy limitadas, y ya que la división del trabajo, allí donde el intercambio se lleva a cabo por medio del trueque, resulta muy limitada comparada con la que se logra allí donde el intercambio se realiza usando dinero. Y ya lo dijo Adam Smith: la riqueza de las naciones o, mejor dicho, el bienestar de la gente, depende de la extensión de la división del trabajo.
De las falacias económicas: el dinero, ¿un mal necesario
Frecuentemente se escuchan expresiones en contra del dinero, en las que se le identifica con la causa de todos los males o, en el mejor de los casos, con un mal necesario; expresiones que, si tomamos en cuenta lo que el dinero hace posible, no hacen más que expresar ignorancia o prejuicios, sin olvidar que los prejuicios son la principal causa de la ignorancia. Si de quienes comparten la mala opinión en relación con el dinero, dependiera la decisión, ¿dispondrían su inmediata desaparición? Y si el dinero desapareciera, ¿cuáles serían las consecuencias, por ejemplo, en términos de bienestar? La involución económica sería considerable ya que las posibilidades del intercambio directo, el trueque, comparadas con las del intercambio indirecto, el dinero, son muy limitadas, y ya que la división del trabajo, allí donde el intercambio se lleva a cabo por medio del trueque, resulta muy limitada comparada con la que se logra allí donde el intercambio se realiza usando dinero. Y ya lo dijo Adam Smith: la riqueza de las naciones o, mejor dicho, el bienestar de la gente, depende de la extensión de la división del trabajo.