Reformas para la gobernabilidad y la prosperidad
Casar, María Amparo
Reformas para la gobernabilidad y la prosperidad
El conjunto de iniciativas enviadas el pasado quince de diciembre por el presidente Felipe Calderón tiene el mérito de haber producido un amplio debate sobre la reforma de las instituciones políticas en México. Además, y a reserva del análisis de su contenido, de sus propósitos, alcances y omisioneses la primera ocasión en que el Ejecutivo asume la responsabilidad de una propuesta política con cambios significativos para el sistema en su conjunto, con los beneficios y costos que ello implica para quien detenta el cargo. No hay marco institucional perfecto o ideal y el buen funcionamiento de un sistema depende no sólo de las normas que lo estructuran y lo rigen sino de la distribución del poder político y de la conducta de las fuerzas que lo integran. En otras palabras, no hay marco institucional que resista la falta de voluntad o la disposición para representar los intereses del electorado o para llegar a acuerdos entre los adversarios. Parto también de la base de que no hay forma de garantizar que la toma de decisiones, según el punto de vista de unos o de otros, sean las correctas para satisfacer las demandas ciudadanas o para llevar a una nación a la prosperidad.
Reformas para la gobernabilidad y la prosperidad
El conjunto de iniciativas enviadas el pasado quince de diciembre por el presidente Felipe Calderón tiene el mérito de haber producido un amplio debate sobre la reforma de las instituciones políticas en México. Además, y a reserva del análisis de su contenido, de sus propósitos, alcances y omisioneses la primera ocasión en que el Ejecutivo asume la responsabilidad de una propuesta política con cambios significativos para el sistema en su conjunto, con los beneficios y costos que ello implica para quien detenta el cargo. No hay marco institucional perfecto o ideal y el buen funcionamiento de un sistema depende no sólo de las normas que lo estructuran y lo rigen sino de la distribución del poder político y de la conducta de las fuerzas que lo integran. En otras palabras, no hay marco institucional que resista la falta de voluntad o la disposición para representar los intereses del electorado o para llegar a acuerdos entre los adversarios. Parto también de la base de que no hay forma de garantizar que la toma de decisiones, según el punto de vista de unos o de otros, sean las correctas para satisfacer las demandas ciudadanas o para llevar a una nación a la prosperidad.