Greenpeace: 30 años
Greenpeace México
Greenpeace: 30 años
Esta historia comenzó en septiembre de 1971, el día quince, para ser precisos. En un viejo barco pesquero, el Phyllis Cormack, un grupo de pacifistas canadienses y estadounidenses zarpó con la intención de impedir, o al menos manifestar su rechazo a los ensayos nucleares que Estados Unidos llevaba a cabo en Amchitka. Antes de llegar a su objetivo, la tripulación fue arrestada y la bomba fue detonada el seis de noviembre de ese año. Sin embargo, esta historia dio la vuelta al planeta y generó adhesión y simpatía, de tal manera que cuatro meses después el gobierno estadounidense anunció la cancelación definitiva de sus pruebas nucleares en Alaska… Escuetamente, esa es la historia del nacimiento de Greenpeace, la organización ambientalista más importante del mundo, la agrupación que en estas tres décadas ha hecho la diferencia y va por más… Llegar a treinta años y treinta y nueve oficinas en el mundo no es necesariamente una razón para celebrar. Evidentemente, el mejor deseo que a Greenpeace y al planeta se les puede hacer es que se acaben las causas por las que Greenpeace existe. No es así.
Greenpeace: 30 años
Esta historia comenzó en septiembre de 1971, el día quince, para ser precisos. En un viejo barco pesquero, el Phyllis Cormack, un grupo de pacifistas canadienses y estadounidenses zarpó con la intención de impedir, o al menos manifestar su rechazo a los ensayos nucleares que Estados Unidos llevaba a cabo en Amchitka. Antes de llegar a su objetivo, la tripulación fue arrestada y la bomba fue detonada el seis de noviembre de ese año. Sin embargo, esta historia dio la vuelta al planeta y generó adhesión y simpatía, de tal manera que cuatro meses después el gobierno estadounidense anunció la cancelación definitiva de sus pruebas nucleares en Alaska… Escuetamente, esa es la historia del nacimiento de Greenpeace, la organización ambientalista más importante del mundo, la agrupación que en estas tres décadas ha hecho la diferencia y va por más… Llegar a treinta años y treinta y nueve oficinas en el mundo no es necesariamente una razón para celebrar. Evidentemente, el mejor deseo que a Greenpeace y al planeta se les puede hacer es que se acaben las causas por las que Greenpeace existe. No es así.
