Israel evade la paz, la democracia. Said hamad, embajador de Palestina en México
Israel evade la paz, la democracia. Said hamad, embajador de Palestina en México
Nada hace pensar que este hombre de ojos azules y lengua árabe pueda tener algo que ver con Benito Juárez. Pero ahí, sobre el librero de su oficina, reposa el busto del indio zapoteco que cambió México. Tampoco hay mucho de embajada en ese quinto piso de un edificio setentero de Polanco. Se toca el timbre y, desde el interfón, se escucha la voz: Palestina. Nadie cuida abajo. Esa ausencia de vigilancia sería impensable en cualquier instalación de Israel en México. Arriba, la situación se vuelve más clara: imágenes de mujeres con la cabeza cubierta de negro clamando justicia, acunando armas; libros de contabilidad identificados con las líneas sinuosas aderezadas con puntos que parecen diamantes de la caligrafía árabe, y cuadros de Yasser Arafat, el extinto líder palestino, en una pared y otra.
Nada hace pensar que este hombre de ojos azules y lengua árabe pueda tener algo que ver con Benito Juárez. Pero ahí, sobre el librero de su oficina, reposa el busto del indio zapoteco que cambió México. Tampoco hay mucho de embajada en ese quinto piso de un edificio setentero de Polanco. Se toca el timbre y, desde el interfón, se escucha la voz: Palestina. Nadie cuida abajo. Esa ausencia de vigilancia sería impensable en cualquier instalación de Israel en México. Arriba, la situación se vuelve más clara: imágenes de mujeres con la cabeza cubierta de negro clamando justicia, acunando armas; libros de contabilidad identificados con las líneas sinuosas aderezadas con puntos que parecen diamantes de la caligrafía árabe, y cuadros de Yasser Arafat, el extinto líder palestino, en una pared y otra.
