“A Nicolás Aguilar lo pueden matar”. Niega el cura acuado de pederastia los cargos.
Ríos Andraca, Selene
“A Nicolás Aguilar lo pueden matar”. Niega el cura acuado de pederastia los cargos.
A Nicolás Aguilar, el cura acusado de pederasta, lo pueden matar. Lo dice en entrevista uno de sus pocos amigos, quizá el único que le queda: el párroco Gilberto Nájera Nájera, quien desde hace algunos años se ha convertido en los oídos, ojos y palabras del sacerdote que no solamente es perseguido por las autoridades mexicanas y estadunidenses por sus presuntos actos pederastas, sino también, a decir del mismo Nájera, por uno de los hombres más poderosos de la Iglesia católica de México: el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco.
“A Nicolás Aguilar lo pueden matar”. Niega el cura acuado de pederastia los cargos.
A Nicolás Aguilar, el cura acusado de pederasta, lo pueden matar. Lo dice en entrevista uno de sus pocos amigos, quizá el único que le queda: el párroco Gilberto Nájera Nájera, quien desde hace algunos años se ha convertido en los oídos, ojos y palabras del sacerdote que no solamente es perseguido por las autoridades mexicanas y estadunidenses por sus presuntos actos pederastas, sino también, a decir del mismo Nájera, por uno de los hombres más poderosos de la Iglesia católica de México: el arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca y Pacheco.