El Violín
Vega-Gil Rueda, Armando, 1955-
El Violín
Un anciano hermoso, de ojos que se apagan y encienden entrañables, con el rostro en carne viva de tan piedra y tierra abierta en surcos, un abuelo dios antiquísimo de fuego y luna llena, canta alrededor de una última fogata con el hijo de su hijo, y se reconoce, el abuelo, en la impaciencia del nieto, en sus travesuras elementales por las que el futuro entrevé la rebelión insosegable, perennemente aplastada, de los desheredados de la tierra, la pesadilla que nunca termina, el perfume persistente de la miseria de los hombres y mujeres del campo, ¿Por qué el mal del mundo, el mal radical, perverso, por qué ricos tan ricos y pobres tan pobres, por qué esa turba de soldados hijos de puta que asesinan a nuestros padres y a nuestras madres, apenas jóvenes soñadores que ya jamás llegarán a ser abuelos de fuego o luna?, se pregunta el pequeño con sus ojos de sorpresa, con un por qué solitario y elocuente, cargado de miedo y frío, ¿por qué, abuelo?.
El Violín
Un anciano hermoso, de ojos que se apagan y encienden entrañables, con el rostro en carne viva de tan piedra y tierra abierta en surcos, un abuelo dios antiquísimo de fuego y luna llena, canta alrededor de una última fogata con el hijo de su hijo, y se reconoce, el abuelo, en la impaciencia del nieto, en sus travesuras elementales por las que el futuro entrevé la rebelión insosegable, perennemente aplastada, de los desheredados de la tierra, la pesadilla que nunca termina, el perfume persistente de la miseria de los hombres y mujeres del campo, ¿Por qué el mal del mundo, el mal radical, perverso, por qué ricos tan ricos y pobres tan pobres, por qué esa turba de soldados hijos de puta que asesinan a nuestros padres y a nuestras madres, apenas jóvenes soñadores que ya jamás llegarán a ser abuelos de fuego o luna?, se pregunta el pequeño con sus ojos de sorpresa, con un por qué solitario y elocuente, cargado de miedo y frío, ¿por qué, abuelo?.