El vivo al bollo y el muerto al american hoyo
Maillard, Tatiana
El vivo al bollo y el muerto al american hoyo
He aquí una historia de lo paranormal. Pero prepárate, porque los cuentos de brujas, muertos y fantasmas típicos de la temporada no tienen nada que ver con lo que estás a punto de leer… En la ciudad de México, justo detrás del Centro Cultural Manolo Fábregas, donde, por cierto, dicen que espantan, pero con el montaje de una obra teatral protagonizada por Jaime Camil, existe un umbral peculiar. Los vivos que lo atraviesan se transportan simultáneamente a dos dimensiones paralelas. Por un lado, ingresan al mundo de los muertos y, por el otro, viajan a Estados Unidos. Así de fácil. Sin necesidad de visas y pasaportes, sin ríos ni desiertos traicioneros o escabullidas de la Border Patrol. Nosotros podríamos bautizarle como, la misteriosa puerta teletransportadora, pero la gente normal prefiere llamarle, la entrada al Cementerio Nacional de Mexico City… Un cementerio norteamericano que, a su vez, es territorio estadunidense enclavado en pleno corazón del Distrito Federal. Es la embajada de los muertos. La morada de los cadáveres que otrora fueron soldados que combatieron a las tropas del general Santa Anna y que ahora descansan en la tierra que los vio nacer. 0 mejor dicho: en una sucursal de la tierra que los vio nacer.
El vivo al bollo y el muerto al american hoyo
He aquí una historia de lo paranormal. Pero prepárate, porque los cuentos de brujas, muertos y fantasmas típicos de la temporada no tienen nada que ver con lo que estás a punto de leer… En la ciudad de México, justo detrás del Centro Cultural Manolo Fábregas, donde, por cierto, dicen que espantan, pero con el montaje de una obra teatral protagonizada por Jaime Camil, existe un umbral peculiar. Los vivos que lo atraviesan se transportan simultáneamente a dos dimensiones paralelas. Por un lado, ingresan al mundo de los muertos y, por el otro, viajan a Estados Unidos. Así de fácil. Sin necesidad de visas y pasaportes, sin ríos ni desiertos traicioneros o escabullidas de la Border Patrol. Nosotros podríamos bautizarle como, la misteriosa puerta teletransportadora, pero la gente normal prefiere llamarle, la entrada al Cementerio Nacional de Mexico City… Un cementerio norteamericano que, a su vez, es territorio estadunidense enclavado en pleno corazón del Distrito Federal. Es la embajada de los muertos. La morada de los cadáveres que otrora fueron soldados que combatieron a las tropas del general Santa Anna y que ahora descansan en la tierra que los vio nacer. 0 mejor dicho: en una sucursal de la tierra que los vio nacer.
