Quemar las naves
Vega-Gil Rueda, Armando, 1955-
Quemar las naves
El pasado, lo que fue o pudo ser, lo irremediablemente perdido, es las más de las veces un pesado fardo atado a nuestro cuello con una irrompible soga rasposa, un saco lleno de recuerdos y olvidos densos, buenos, malos y peores, unos aún vivos, supervivientes, otros en virulenta putrefacción, y nos entorpece el avance por la vida: el presente tajante, que dura una nada, y el futuro indeciso, conjetural. Ese lastre del ayer esta formado por glorias desvanecidas, largos bostezos, cotidianidades mediocres, proyectos truncos: pilas de esos hubieras que la gente insiste en decir que no existen… Pero el hubiera si que existe. Es un virus que anida en la memoria y se aferra a los ojos de nuestra alma hasta enceguecerlos; el hubiera es lo que anhelamos y se nos murió en las manos a causa de nuestra torpeza o de la fatalidad, a pesar de haber invertido en ello todos nuestros afanes; el hubiera es un cansancio inútil, tiempo perdido, sacrificio inerte; el hubiera es una derrota que nos frustra y marchita: es lo que pudimos ser, lo inalcanzable.
Quemar las naves
El pasado, lo que fue o pudo ser, lo irremediablemente perdido, es las más de las veces un pesado fardo atado a nuestro cuello con una irrompible soga rasposa, un saco lleno de recuerdos y olvidos densos, buenos, malos y peores, unos aún vivos, supervivientes, otros en virulenta putrefacción, y nos entorpece el avance por la vida: el presente tajante, que dura una nada, y el futuro indeciso, conjetural. Ese lastre del ayer esta formado por glorias desvanecidas, largos bostezos, cotidianidades mediocres, proyectos truncos: pilas de esos hubieras que la gente insiste en decir que no existen… Pero el hubiera si que existe. Es un virus que anida en la memoria y se aferra a los ojos de nuestra alma hasta enceguecerlos; el hubiera es lo que anhelamos y se nos murió en las manos a causa de nuestra torpeza o de la fatalidad, a pesar de haber invertido en ello todos nuestros afanes; el hubiera es un cansancio inútil, tiempo perdido, sacrificio inerte; el hubiera es una derrota que nos frustra y marchita: es lo que pudimos ser, lo inalcanzable.