Una alianza imposible
Segovia, Rafael
Una alianza imposible
Pueden atribuirse a popularidad o a capacidad política las maniobras de Ebrard que, en cualquier caso, no dejan de sorprender. Lo que a Felipe Calderón no se le ocurre ni por asomo, aparece de pronto como una decisión del jefe de Gobierno del Distrito Federal que llena los periódicos. Sobre todo, es evidente que Ebrard sabe movilizar a la población, como antes lo hizo López Obrador, y es cierto: la gente vota cuando se le pide, cuando advierte un interés por ella, cuando se le ofrece participar. El hecho es que lo observado constituye un desafío a lo escrito por hombres inteligentes que insisten en la caída del PRD, de sus líderes y del hombre que pusó a Calderón contra la pared, donde sigue.
Una alianza imposible
Pueden atribuirse a popularidad o a capacidad política las maniobras de Ebrard que, en cualquier caso, no dejan de sorprender. Lo que a Felipe Calderón no se le ocurre ni por asomo, aparece de pronto como una decisión del jefe de Gobierno del Distrito Federal que llena los periódicos. Sobre todo, es evidente que Ebrard sabe movilizar a la población, como antes lo hizo López Obrador, y es cierto: la gente vota cuando se le pide, cuando advierte un interés por ella, cuando se le ofrece participar. El hecho es que lo observado constituye un desafío a lo escrito por hombres inteligentes que insisten en la caída del PRD, de sus líderes y del hombre que pusó a Calderón contra la pared, donde sigue.