El campo al día
Escudero, Gerardo
El campo al día
Los vientos transformadores del Este y el Oeste arremeten con fuerza sobre la economía y sociedad nacionales. Indisolubles, democracia y economía forman un torbellino que ejerce presión con especial énfasis en el eslabón más débil: el campo. Desgarbada una y en extremo deteriorada la otra, se levantan en el medio rural como los obstáculos y a la vez las oportunidades básicas que arriesgan la posibilidad de una verdadera transformación del país. Dos limitantes y dos oportunidades se conjugan hoy lanzando a la palestra mundial a los campesinos e indígenas, que sostienen sus reclamos ancestrales aunque no teoricen. El campo se mundializa por sus carencias y demandas, frente a los que apenas si se distinguen fronteras sectoriales y nacionales. Paradójicamente, se observan marcados contrastes entre los moradores del campo, sus condiciones de producción y vida. Sin embargo, estas carencias y reclamos no son más privativos del campo, pues hoy la economía y la sociedad los han hecho suyos; en ello radica la gran oportunidad del país de dejar de estar inmerso en la encrucijada del campo.
El campo al día
Los vientos transformadores del Este y el Oeste arremeten con fuerza sobre la economía y sociedad nacionales. Indisolubles, democracia y economía forman un torbellino que ejerce presión con especial énfasis en el eslabón más débil: el campo. Desgarbada una y en extremo deteriorada la otra, se levantan en el medio rural como los obstáculos y a la vez las oportunidades básicas que arriesgan la posibilidad de una verdadera transformación del país. Dos limitantes y dos oportunidades se conjugan hoy lanzando a la palestra mundial a los campesinos e indígenas, que sostienen sus reclamos ancestrales aunque no teoricen. El campo se mundializa por sus carencias y demandas, frente a los que apenas si se distinguen fronteras sectoriales y nacionales. Paradójicamente, se observan marcados contrastes entre los moradores del campo, sus condiciones de producción y vida. Sin embargo, estas carencias y reclamos no son más privativos del campo, pues hoy la economía y la sociedad los han hecho suyos; en ello radica la gran oportunidad del país de dejar de estar inmerso en la encrucijada del campo.
