La sociedad abierta : el cambio y el temor democrático
Jones Tamayo, Claudio
La sociedad abierta : el cambio y el temor democrático
En el presente político del mundo occidental y, en todo caso, de una buena parte del planeta -por fortuna-, pervive la promesa democrática en la forma de una sociedad abierta, tal como concibió Karl Popper. Pero es precisamente la desafiante realidad social que viven muchas de las democracias de los países en desarrollo la que puede conducir fácilmente a un temor infructuoso, es decir, un temor a reconocer los límites del cambio en la democracia, en el aquí y en el ahora. A diferencia de la visión utopista de una nueva sociedad, sólo la democracia es susceptible de realizar cambios, con enormes esfuerzos y siempre en proceso de ensayo y error, en pos del bien colectivo de diversas maneras. Los otros sistemas políticos conducen, tarde o temprano, a la imposibilidad del cambio porque de entrada no pueden reformarse a sí mismos. Así, aquel temor y su imagen de desesperanza se superan por un constante replanteamiento de la política como el cambio posible, ciertamente incremental pero dentro de un orden en el que no se oprime a nadie; y simultáneamente, se vinculan de manera creciente en el discurso y la acción políticas, en la libertad y la responsabilidad colectivas.
La sociedad abierta : el cambio y el temor democrático
En el presente político del mundo occidental y, en todo caso, de una buena parte del planeta -por fortuna-, pervive la promesa democrática en la forma de una sociedad abierta, tal como concibió Karl Popper. Pero es precisamente la desafiante realidad social que viven muchas de las democracias de los países en desarrollo la que puede conducir fácilmente a un temor infructuoso, es decir, un temor a reconocer los límites del cambio en la democracia, en el aquí y en el ahora. A diferencia de la visión utopista de una nueva sociedad, sólo la democracia es susceptible de realizar cambios, con enormes esfuerzos y siempre en proceso de ensayo y error, en pos del bien colectivo de diversas maneras. Los otros sistemas políticos conducen, tarde o temprano, a la imposibilidad del cambio porque de entrada no pueden reformarse a sí mismos. Así, aquel temor y su imagen de desesperanza se superan por un constante replanteamiento de la política como el cambio posible, ciertamente incremental pero dentro de un orden en el que no se oprime a nadie; y simultáneamente, se vinculan de manera creciente en el discurso y la acción políticas, en la libertad y la responsabilidad colectivas.