Alta cultura
Jiménez, Víctor
Alta cultura
Pensar en la cultura, en cualquier acepción del término, no es algo muy diferente a explorar el cerebro humano: el órgano que estudia y su objeto de estudio son la misma cosa. Y aquí una digresión, nada más de entrada: conversando hace unos meses con el doctor Bruno Estañol, neurólogo, me decía que siente cada vez más necesario el estudio de la cultura desde su perspectiva profesional, ya que nuestra mente tendrá que ver todo con el cerebro, pero aún hace falta saber hasta qué punto es producto de la cultura. Le sugerí que se acercase a la obra de Pierre Bourdieu, y es de este autor de quien realmente quisiera ocuparme ahora. Pero, retomando el asunto de la identidad entre lo que estudia y lo estudiado, la imagen que nos asalta es la de un hombre tratando de levantarse en el aire con sus propias manos bajo las piernas. ¿Podrá apoyarse en algo externo? Porque si bien hay mucho escrito sobre el tema de la cultura no abunda en esa literatura la habilidad necesaria para observarla desde fuera, eludiendo los lugares comunes, las idees recues que obsesionaban a Flaubert: fórmulas inservibles, en suma, ya que un espíritu crítico sabe bien que éstas merecen ser más su objeto de estudio que instrumento del mismo.
Alta cultura
Pensar en la cultura, en cualquier acepción del término, no es algo muy diferente a explorar el cerebro humano: el órgano que estudia y su objeto de estudio son la misma cosa. Y aquí una digresión, nada más de entrada: conversando hace unos meses con el doctor Bruno Estañol, neurólogo, me decía que siente cada vez más necesario el estudio de la cultura desde su perspectiva profesional, ya que nuestra mente tendrá que ver todo con el cerebro, pero aún hace falta saber hasta qué punto es producto de la cultura. Le sugerí que se acercase a la obra de Pierre Bourdieu, y es de este autor de quien realmente quisiera ocuparme ahora. Pero, retomando el asunto de la identidad entre lo que estudia y lo estudiado, la imagen que nos asalta es la de un hombre tratando de levantarse en el aire con sus propias manos bajo las piernas. ¿Podrá apoyarse en algo externo? Porque si bien hay mucho escrito sobre el tema de la cultura no abunda en esa literatura la habilidad necesaria para observarla desde fuera, eludiendo los lugares comunes, las idees recues que obsesionaban a Flaubert: fórmulas inservibles, en suma, ya que un espíritu crítico sabe bien que éstas merecen ser más su objeto de estudio que instrumento del mismo.